12 Pasos Para Limpiar Tu Bicicleta y Dejarla Reluciente

El ciclismo, aunque divertido de practicar y saludable, tiene sus consecuencias. Y una de ellas es que tu bicicleta se ensucie con cada recorrido que hagas. Ignorar la suciedad es un error, porque en exceso, puede afectar su durabilidad y movimiento.

Sin embargo, todos sabemos que limpiar bicis no es sencillo. Así que yo trataré de ayudarte, y te explicaré los pasos que debes seguir para limpiar efectivamente tu bicicleta.



1. Escoge un limpiador de bici apropiado

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Empecemos por un punto muy importante que, por desgracia, muchas personas suelen ignorar. Limpiar la bicicleta es importante, pero eso no significa que puedas limpiarla con cualquier conjunto de químicos. Si haces eso, podrías obtener el efecto contrario que buscabas, y dañarla en vez de preservarla.

Muchos optan por utilizar limpiadores de bicicleta en spray. Y bueno, esa no es una mala idea. Los limpiadores en spray pueden quitar manchas impregnadas en el tubo de la bici, y son fáciles de aplicar. Solo necesitas rociarlos en la superficie, esperar un par de minutos, y luego quitarlo con agua, jabón y un trapo.

Los sprays son los únicos químicos que te recomiendo para limpiar tu bicicleta. Del resto, utiliza lo siguiente:

  • Lubricante de cadena
  • Dos cepillos. Uno para los tubos (que sea relativamente grande), otro para el sistema de transmisión de la bici (usa preferiblemente un cepillo de dientes).
  • Un balde con agua y jabón, para sumergir los cepillos allí.
  • Un desengrasante específico para bicicletas.
  • Lubricante para los tubos. Preferiblemente uno ligero y de autolimpieza.
  • 3 Trapos. 2 para quitar un poco la grasa, y otro para secarla y pulirla cuando termines.
  • Un limpiador especial para bicicletas.

Ahora que tienes los instrumentos necesarios, vamos con el segundo paso.

2. Pon la bicicleta encima de algo

Este es otro consejo pequeño que te vendrá útil. Antes de limpiar, pon la bicicleta sobre un workstand o soporte para reparaciones. Aunque no lo creas, mantenerla despegada del piso te dará más espacio, libertad y movilidad para limpiarla.

Así podrás revisar mejor toda la bici, y alcanzarás a limpiar hasta sus rincones más estrechos. Si no tienes un soporte para reparaciones, entonces puedes guindarla en un tendedero de ropa tenso y estable.

3. Limpia el cuadro

Lo primero que puedes hacer, es limpiar el cuadro o columna vertebral de la bicicleta. Primero, porque esta es la zona más sencilla de limpiar. Y segundo, porque las bicicletas de montaña (mountain bikes) tienen muy bonitos diseños, así que sería una lástima perderlos por la suciedad.

El cuadro es la parte media de la bicicleta, conformado por los tubos que unen a todas las ‘’extremidades’’ de la misma. Con limpiar el cuadro, me refiero a que limpies el tubo superior, el tubo inferior, la vaina superior, la vaina inferior y el tubo del asiento.

Llena un balde con agua y jabón, sumerge una esponja en el balde, y luego pasa la esponja por encima de los tubos. También puedes mezclar el agua del balde con un limpiador de bicicletas, y si el sucio no se quita con la esponja, puedes usar un cepillo de cerdas suaves.

No uses jabón líquido ni una esponja de cocina, ya que estos podrían dañar el diseño o la pintura de la bici.

4. No olvides secar

Que el diseño de la bici se dañe no es lo ideal, y si no preocupas en secar los tubos después de lavarlos, pueden quedarles manchas de agua y jabón.

Así que no seas flojo. Seca el cuadro con cualquier trapo, hasta que los tubos estén brillantes y totalmente secos.

5. Arregla el asiento

Ya que estabas limpiando el cuadro, puedes mejorar el asiento, en caso de que algo sobre él te esté molestando.

Muchos ciclistas han sido víctimas de dolores en las rodillas al usar sus bicicletas, y la causa puede ser que el asiento de la bicicleta está muy abajo. Si tú has experimentado esos dolores, aprovecha para ajustar el nivel del asiento.

6. Enjuaga el sistema de transmisión

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Ahora vamos a subir un poco la dificultad. El sistema de transmisión es donde se encuentran todos los engranajes y componentes que ‘’activan’’ o producen el movimiento de la bicicleta. Está conformado por los pedales, las bielas, los platos dentados, una cadena de transmisión, los piñones y los cambios traseros.

El sistema de transmisión siempre estará sucio. Es inevitable que se ensucie durante los recorridos. Y como está compuesto por los engranajes que producen el movimiento de la bicicleta, es de vital importancia que los limpies con regularidad.

Para limpiar, usa el cepillo de dientes que mencioné antes, sumérgelo en el balde con agua y jabón, y restriega el cepillo sobre estos engranajes. El cepillo de dientes te permitirá alcanzar cualquier sucio entre los anillos de la cadena, y los dientes del piñón y los platos.

Enjuaga esa zona con agua y jabón, hasta asegurarte de que todo quedó limpio. Si el cepillo con jabón no funciona, entonces usa un desengrasante para fregar los engranajes.



7. Lubrica la cadena

Recuerda que debes secar los engranajes con un trapo cualquiera. Si no los secas bien, se pueden oxidar. Aunque otra forma de evitar el óxido, es echando lubricante sobre la cadena, los piñones y los platos.

El lubricante no solo las protegerá del óxido, sino que también hará que esas partes se vean limpias por más tiempo. Sin embargo, ten cuidado con cómo lo aplicas. Solo debes echar un poco. Luego esperas unos segundos, y pasas un trapo sobre los engranajes para pulirlos.

Si aplicas mucho lubricante, y no lo secas, provocarás que el sucio de tus recorridos se adhiera más a los engranajes.

8. Chequea los frenos

Ahora que terminaste con el sistema de transmisión, procede a revisar los frenos de la bicicleta.

Los frenos pueden revisarse por más de una zona, pero yo te aconsejo comenzar por las pastillas. Es bien conocido que, mientras más trayectos hagas con tu bicicleta, más usarás las pastillas de freno. Y mientras más uses las pastillas de freno, más se van a desgastar.

Te recomiendo que, en medio de la limpieza, le des un vistazo a las pastillas de frenos. Si te cuesta ver los bordes, significa que ya están muy desgastadas y se deben cambiar por unas nuevas. Unas pastillas nuevas no deberían salirte costosas, así que no te preocupes por el dinero.

9. Ajusta los frenos

La siguiente forma de revisar los frenos, es mediante las palancas del manubrio.

Verás, las palancas no deberían moverse mucho, y los cables tienen que estar apretados. Si jalas las palancas de freno, y estas se mueven hasta tocar el manubrio, entonces puedes apostar que están flojas y te conviene apretarlas.

Apretarlos es sencillo. Solo necesitas girar al ajustador de barril, que en el caso de muchas bicicletas, está ubicado al lado de las palancas de freno. Si eso no funciona, entonces te aconsejo que ajustes los cables de freno, y las tuercas de las palancas.

Si necesitas más ayuda, entonces puedes buscar un tutorial en YouTube. Yo mismo te explicaría, pero no quiero desviarme del tema.

10. Limpia las ruedas

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Ahora que terminaste con el sistema de transmisión, procede a limpia las ruedas de tu bici.

Si las ruedas están sucias, limpiarlas es sencillo. Puedes usar agua y jabón con una esponja, para limpiar las llantas y los radios de la rueda. Para el buje (la parte central de la rueda, que une todos los radios), es mejor que utilices un cepillo de dientes, porque el espacio es estrecho y una esponja no tendrá tanto alcance.

También debes limpiar los cauchos, ya que así podrás remover cualquier piedra, vidrio u objeto que pudiera pincharlos y romperlos. Para limpiar los cauchos, utiliza una manguera con agua y un cepillo de cerdas duras. También puedes usar un limpiador de cauchos profesional.

Por cierto, muchas bicicletas modernas tienen la disponibilidad de remover las ruedas con facilidad, por ese tema de los robos y los candados de bicicleta. Así que si prefieres remover las ruedas para limpiarlas, no te preocupes. Es posible que tu bici venga con la opción antes mencionada.

11. Infla los neumáticos

Aún no hemos terminado con las ruedas, porque te falta inflar los cauchos. Por más que los infles una y otra vez, la presión de aire de estos disminuirá con cada recorrido. Y si los cauchos tienen poca presión de aire, entonces será más probable que reciban un pinchazo por cualquier vidrio pequeño en el camino.

Muchos suelen inflar los cauchos con bombas manuales o manivelas. Y bueno, las bombas manuales sirven. Pero yo te aconsejo que consigas un compresor de aire. Primero, porque son fáciles de usar y no requieren que gastes energías. Y segundo, porque los compresores vienen con un medidor, que te indica el nivel de presión de aire que tiene el neumático.

Así evitarás inflar el caucho a ciegas (y con riesgo de que te excedas y explote). Además de que podrás monitorear los niveles de aire de los cauchos con cada recorrido, e inflarlos cuando sea necesario.

12. Vigila los tornillos

Este es otro punto importante. Lavar la bicicleta es importante, pero las enjuagadas pueden afectar un poco los tornillos, y eso es inevitable. Se pueden oxidar, o se pueden desfasar con el tiempo.

Esto no necesitas hacerlo siempre. Pero cada cierto tiempo, trata de revisar los tornillos. Lubrícalos para que no se oxiden, y apriétalos para que no se dañen ni se salgan.