10 Consejos Para Establecer Una Rutina De Limpieza Sencilla, Rápida Y Efectiva

Las faenas del hogar han sido objeto de rechazo por la mayoría de las personas. Es que no resulta nada agradable pasar horas tratando de mantener la casa en orden sobre todo después de un largo día de trabajo.

¿Y si descubrieras que la fórmula del éxito radica en seguir una rutina con unos simples pasos? Ahí está la clave para convertir la limpieza en una labor agradable, fácil y rápida.

A continuación te presentamos 10 consejos para establecer una rutina de limpieza diaria:

1. Define tus expectativas

No hay una rutina que sirva para todas las personas por igual pero por lo general existen ciertas técnicas que puedes utilizar y adaptar a tus necesidades.

Lo primero que debes analizar es el nivel de limpieza que deseas alcanzar. Las expectativas son  diferentes para cada persona, lo que es suficiente para unos no lo es para otros. Define hasta dónde quieres llegar y lo que no eres capaz de negociar.

Puede que hacer un programa de limpieza te parezca un poco exagerado pero te puede ayudar a disminuir la carga y el estrés que significa poner en orden el hogar.

Sin embargo, asumir que todos los programas de limpieza se ajustan a las necesidades de cada uno es un poco ilusorio. Una rutina de limpieza funciona cuando conseguimos que se ajuste a nuestra rutina diaria.

Generalizar el proceso de limpieza mencionando que todos debemos limpiar de una misma manera, solo generará frustración  y por consiguiente, el abandono.

Si después de intentar varios planes de aseo, no consigues lidiar con las labores del hogar –ya sea por falta de tiempo o de incentivo-, lo mejor es que contrates a un personal especializado. Puede que al final no ahorres dinero pero de seguro economizarás tiempo y muchas preocupaciones.

2. Divide las tareas

Para que la labor se te haga más llevadera, una buena idea es dividirla en tareas chicas. Te sentirás más motivado si solo tienes que hacer pequeñas cosas en lugar de una montaña de quehaceres.

Dedícale cierta cantidad de tiempo en la mañana y en la tarde todos los días a las tareas básicas como tender la cama, desocupar el lavavajillas, limpiar el mostrador de la cocina y recoger cualquier desorden que esté a la vista.

Si vives acompañado, divide las labores y así se harán menos pesadas y más rápidas. Para hacer los quehaceres más llevaderos, es una excelente alternativa compartir la carga.

3. Establece un horario

Para asegurarte de que todas las áreas estén cubiertas y que te quede tiempo para distraerte o descansar, es probable que necesites abrir un espacio en tu agenda para que se lo dediques a la limpieza, de lo contrario, corres es riesgo de que pasen los días y se te acumulen las labores de la casa.

Diariamente hay pequeñas cosas que puedes ir haciendo como tender la cama, recoger la ropa, juguetes y  zapatos que estén esparcidos y barrer o aspirar las áreas más frecuentadas de la casa. También dejar la cocina limpia al terminar de usarla y fregar los lavamanos.

Un ejemplo de un horario fácil semanal sería: Los lunes puedes desempolvar, los martes se lo dedicas al baño, los miércoles a las ventanas y espejos. Reserva  los jueves para trapear y aspirar los pisos y muebles. Los viernes tómalo para hacer las compras de la semana y limpiar la nevera. En cuanto a los sábados, úsalo para lavar la ropa, incluyendo las sábanas. Descansa los domingos.

Un buen punto para llevar a cabo en su totalidad el horario es comprometerse. Si sientes que se te escapa de las manos, pon un recordatorio en tu móvil. Eso te ayudará a hacerlo en el momento que lo hayas planeado y sobre todas las cosas, a agendar un espacio para llevarlo a cabo.

El horario también puede ser planificado mensualmente. Existen tareas que requieren de mucho esfuerzo y sobre todo tiempo como lavar ventanas, limpiar la estufa y reemplazar los filtros de aire. Planifícalas con anticipación para que puedas llevarlas a cabo sin contratiempos.

Recuerda agendar la limpieza estacional, esa que necesitas hacer cada temporada y que son las que menos nos agradan pues son largas y tediosas. Entre esas tareas tenemos la limpieza de canaletas y el mantenimiento de los aparatos de limpieza profunda.

También Limpiar el garaje, lavar los abrigos y guardarlos limpios, organizar la terraza o el patio, así como lavar las almohadas o comprar nuevas.

4. Cuenta con el equipo adecuado

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No es necesario que tengas toda la tienda en casa pero hay productos de limpieza que siempre debes tener a mano para que lleves a cabo la tarea con éxito.

Lejía, toallas desinfectantes y limpiador de baños, son solo algunos de los productos que no deben faltar en tu alacena. También los utensilios como trapeadores, fregonas y escobas deben estar limpios, en buen estado y al alcance.

Los electrodomésticos son una forma eficiente de ahorrar tiempo. Por ejemplo: el lavavajillas te puede facilitar la tarea de limpiar los platos en un solo paso.

Mención aparte merecen los aparatos que puedes configurar para que realicen las labores automáticamente. Tal es el caso de las aspiradoras robóticas, las cuales puedes configurar para que funcionen mientras estás ocupado haciendo otras tareas.

Lo mismo sucede con las limpiadoras robóticas de ventanas. Con ellas puedes llegar a los lugares más altos y mantenerlas relucientes sin hacer ningún esfuerzo.

5. Especifica tus prioridades

No todos los rincones de la casa necesitan la misma atención. Siempre hay un espacio o dos que necesitan un poco más de trabajo, ya sea porque son nuestros preferidos o porque son los que más se ensucian.

Puede ser que la cocina y el baño sean los que mayor trabajo requieran pero tal vez la sala sea tu lugar preferido para descansar y relajarte al llegar del trabajo; entonces éste sería el lugar que debería tener prioridad en tu lista.

El punto es elegir una o dos habitaciones  donde concentrarse para mantenerlo en forma, mientras que el resto de su casa puede recibir atención una vez a la semana.

La clave para llevar a cabo tu plan de limpieza a cabalidad es considerarlo como una meta ya que el cerebro la codifica como importante y evita que desvíes tu atención hacia otros aspectos.

Para clasificar las labores de aseo, debes ordenar tus prioridades. Para ello, puedes guiarte con la siguiente tabla:

-Haz primero lo urgente e importante

-Luego realiza lo urgente y menos importante

-Después ve hacia lo importante y menos urgente

-Por último lo menos importante y lo menos urgente

6. Destina tiempo para el aseo

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Por más que queramos estirar el tiempo, solo disponemos de 24 horas por día. Si le restamos el que pasamos trabajando y durmiendo, por ejemplo, nos queda muy poco espacio para los quehaceres de la casa.

Lo mejor de establecer un horario para pequeñas tareas es que la mayoría no te tomará más de 20 minutos de tu tiempo por día. Deja las tareas más largas e importantes para el fin de semana.

7. Se flexible

Seamos sinceros, nadie es dueño de su tiempo y puede ser que en algún momento no puedas llevar a cabo el plan en su totalidad.

Tal vez un día a la semana amaneciste enfermo o de pronto surgió un compromiso inesperado y los quehaceres quedaron al final de la lista de prioridades. A todos nos ha pasado.

No hay problema. Flexibiliza un poco el horario. Si sientes que no puedes cumplirlo, no te frustres, rediseña el plan.

Recuerda que no es una competencia y no vas a obtener ningún trofeo por tener la casa más limpia del barrio.

8. Diseña un proyecto de organización

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Un proyecto de organización va dirigido a un área en específico, por ejemplo, limpiar los gabinetes de la cocina, ordenar el clóset, reparar la filtración en el sótano o pintar las paredes exteriores.

Los proyectos de organización tienen un principio y un fin, esa es la parte buena de la historia, que aunque consuman bastante de tu tiempo, tendremos la certeza de que lo iniciamos y terminamos en un momento determinado. No hay que estar haciéndolo todos los días.

Los proyectos de organización podemos ir haciéndolos conjuntamente con las tareas cotidianas, sean semanales o mensuales, pero dividiéndolos en pequeñas tareas.

9. Combina tu trabajo con el orden

Si trabajas fuera de casa y llegas tarde o te vas temprano, es probable que no tengas energía para limpiar.

Una sugerencia es comenzar con las tareas diarias unos 5-10 minutos antes de irse al trabajo y 5-10 minutos cuando regreses.

Si llevas un horario irregular seguramente te complicarás un poco más, pero nada que no tenga solución. Es aconsejable que hagas el doble de las tareas en tus días libres para no tener que hacer mucho en los días que está en el trabajo.

Si trabajas en tu hogar debes encontrar tiempo para limpiar: puedes hacer más cosas con pequeñas porciones de tiempo a lo largo del día o puedes completarlas todas antes de comenzar a trabajar ¡Haz lo qué funcione mejor para ti!

Si estás en casa todo el día puedes hacer las tareas durante la siesta o cuando los niños estén jugando. Toma en cuenta que si no planificas la limpieza, llegará al final del día y te darás cuenta de que no hiciste absolutamente nada. Que no te tome el tiempo desprevenida.

10. Involucra a los niños

Si tienes hijos, hazlos participar en la limpieza. Con un poco de orientación te ayudarán a que el trabajo sea un poco más liviano. Pídeles que limpien el polvo, hagan sus camas y recojan sus juguetes.